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Dunas de Yeso en Cuatro Ciénegas: el desierto blanco que parece sacado de otro planeta

Estas colinas de cristales milenarios forman uno de los cuatro desiertos de su tipo en todo el mundo, con una belleza natural que brilla bajo las estrellas.

Un tesoro natural único en MéxicoCréditos: SECTUR.MX
Escrito en TURISMO el

Las Dunas de Yeso no solo reflejan la luz del día con una intensidad plateada casi cegadora, sino que duplican las estrellas en su superficie durante la noche, regalando una de las postales más impresionantes del planeta.

Este lugar, al que algunos científicos han calificado como “una ventana a Marte”, es una rareza geológica, pues sólo existen cuatro formaciones similares en todo el mundo: en Nuevo México, Texas, Túnez… y aquí, en México.

La diferencia: las de Cuatro Ciénegas están formadas por cristales de sulfato de calcio que emergieron del fondo de un lago seco hace más de 200 millones de años. Polvo de caracoles fósiles, transportado y esculpido por el viento durante siglos, moldeó este desierto blanco con una textura tan fina como mágica.

Durante el día, la arena blanca contrasta con el cielo azul profundo, creando una experiencia visual que ha atraído tanto a fotógrafos de paisajes como a cineastas y científicos de la NASA. Pero es por la noche cuando este paraje se transforma en algo casi sagrado: una bóveda de estrellas duplicada por la tierra, en una experiencia de astroturismo sin igual.

Este sitio forma parte de la Reserva de la Biosfera de Cuatro Ciénegas, un paraíso también reconocido por su biodiversidad endémica y por sus pozas cristalinas, cuyos microorganismos han sido estudiados como análogos de la vida primitiva en la Tierra.

Este destino, aunque aún poco conocido por el gran turismo, ha comenzado a posicionarse como uno de los secretos mejor guardados del ecoturismo mexicano. Es el lugar donde la Tierra narra su historia en silencio, y el cielo responde con un espectáculo eterno.

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