La relación entre Imelda Garza y Maribel Guardia ha estado envuelta en polémica desde hace varios años, principalmente por la dinámica familiar y la custodia del hijo de Imelda, José Julián Figueroa Garza. En el pasado, se ha hablado de disputas legales y desacuerdos sobre la crianza del menor, lo que ha mantenido a ambas figuras públicas en el ojo del público.
Recientemente, Imelda decidió romper el silencio y ofrecer su versión sobre lo que vivió, compartiendo su experiencia y los aprendizajes que le dejó la convivencia con la familia de Maribel. La declaración surgió en un momento en el que la relación económica y de apoyo entre ambas ya no es necesaria, lo que marcó un punto de quiebre en su comunicación pública.
Yo creo que me ayudó mucho a madurar y aprender que no puedes confiar en todas las personas, que hay veces que la gente te va a decepcionar y que tengan mucho cuidado. Nunca se debe de vivir en la casa de la suegra, eso ya me lo habían dicho, me lo dijo mi mamá, mi abuela: ‘nadie te va a querer como tu familia’. Y una persona que me hubiera querido como mi familia no me hubiera expuesto de manera que lo hizo.
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Declaró Imelda, reflexionando sobre los retos que enfrentó y cómo estos le enseñaron a priorizar su independencia y la protección de su familia.
A pesar de los momentos difíciles, Imelda dejó en claro que no guarda rencor y que desea lo mejor para Maribel Guardia.
Que Dios la bendiga, que le vaya muy bien, si está feliz con sus decisiones entonces quiere decir que es una persona que está en paz y ella debe estar muy feliz, yo estoy muy feliz.
Añadió, mostrando un balance entre firmeza y respeto. Con estas palabras, Imelda Garza no solo reivindica su postura frente a los conflictos familiares, sino que también comparte una lección de resiliencia y aprendizaje personal, recordando la importancia de la familia y la independencia emocional ante situaciones complicadas.